viernes, 23 de noviembre de 2012



Participantes: Eglexi  Contreras  C.I: 16.476.940

Sistemas de innovación, desarrollo  en las sociedades del conocimiento.
Frente a las nuevas realidades y condiciones en que vive el mundo actual donde el conocimiento fluye a gran escala y a pasos agigantados, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social, función esencial de la educación en el desarrollo continuo de la persona y las sociedades, no como un negocio fortuito donde los de menor recurso la ven una meta inalcanzable; hay que entonces buscar formas viables al servicio de un desarrollo humano más armonioso, más genuino, para hacer retroceder la pobreza, el analfabetismo, la exclusión, las incomprensiones, las opresiones, las guerras, entre otros males que agobian a nuestra humanidad.
Necesariamente todas las áreas de la educación necesitan efectuar mejoras en la medida en que los distintos sectores, instituciones y sistemas, tienen que hacer frente a retos sin precedentes. La educación se ha visto en la necesidad de buscar nuevas alternativas para adaptarse al cambio que experimenta hoy la sociedad. En nuestro mundo de cambios sociales y tecnológicos, continuos, e imprevisibles, la educación ha adquirido una especial importancia como medio de entender la complejidad, afrontarla y proponer alternativas para asumirla.
Científicamente nos encontramos en la llamada Sociedad del conocimiento, caracterizada por el número creciente de investigaciones, el Internet como medio de publicación, donde existe un desarrollo progresivo y acelerado de los conocimientos científicos y tecnológicos, los cuales son introducidos de manera rápida en los procesos productivos, educacionales, de salud; la vida útil de  tecnologías y productos se acorta cada vez más, y la obsolescencia llega  más rápido, algunos autores han nombrado este siglo XXI, como “El siglo de la velocidad”.  Nunca una época ha estado tan dependiente del conocimiento como en la que vivimos.
Los tiempos han cambiado, ya no se trabaja, ni se produce, ni se comercia de igual manera, hoy día podemos comprar sin necesidad de acudir al mercado o podemos leer un libro sin asistir a una biblioteca, estos cambios ya los podemos observar con mucha nitidez, puesto que están afectando progresivamente nuestros modos de vida, nuestras formas de comunicarnos, de trabajar, y de aprender; nuestros hogares no son iguales por el tipo de familia, han surgido una amplia variedad de modelos familiares.
Todo ello conlleva a reconocer que en la sociedad que vivimos, los conocimientos que adquirimos en nuestra etapa de formación inicial tienen una fecha de caducidad y por tanto es necesario superarse constantemente para lograr trabajar en este momento. No podemos seguir pensando en el modelo de educación “Estudiar mucho pocos años para trabajar toda la vida”, sino asumir a través del cambio el modelo expuesto en la Declaración Mundial sobre Educación Superior en el siglo XXI: una lectura desde América Latina y el Caribe de “colocar a los estudiantes en primer plano de sus preocupaciones en la perspectiva de una educación a lo largo de la vida a fin de que se puedan integrar plenamente en la sociedad mundial del conocimiento del siglo que viene, o sea, estudiar toda la vida para trabajar toda la vida.
Es allí la implacable búsqueda de las realidades educativas y asertivas, en las sociedades del conocimiento, donde el mundo educativo esta cada vez más deteriorado, buscando un desahogo formativo en los educandos; para así lograr las transformaciones exigidas humanidad.  Por tanto por la aparición constante de nuevas ocupaciones y profesiones, producto del imparable avance de los conocimientos, se requiere de las personas, de los ciudadanos una actitud de aprendizaje para toda la vida.

Como se observa, la Sociedad del conocimiento poco a poco nos impone nuevas formas de vida donde la división clásica entre el mundo del estudio y el mundo del trabajo está dejando de tener sentido. La idea de que existe un tiempo para la formación (en las universidades), en la que adquirimos el conocimiento necesario para trabajar y desempeñarnos profesionalmente no se mantiene hoy en día.
 La formación inicial es una formación básica que nos permite empezar a desenvolvernos en el mundo laboral, donde la diversificación se impone a través de los cambios, con el transcurso del tiempo profesiones tradicionales cambiarán sus modos de producción y otras nuevas surgirán. Por otra parte, el incremento exponencial del conocimiento hace que lo que aprendemos en la formación inicial tenga una fecha de caducidad fijada. Como decía Delors (1995) en su informe, es que ya no basta con que cada individuo acumule al comienzo de su vida una reserva de conocimientos a la que podrá recurrir después sin límites. Sobre todo, debe estar en condiciones de aprovechar y utilizar durante toda la vida cada oportunidad que se le presente de actualizar, profundizar y enriquecer ese primer saber y de adaptarse a un mundo en permanente cambio.
En la educación actual, nuestro  rol como educador, no solo se limitan a proporcionar y recibir información; sino que se deben formar seres integrales, que estén en capacidad de enfrentar el mundo, tanto a nivel personal como laboral, que puedan responder a los requerimientos, es decir, que sean competentes. Esta se convierte en el elemento fundamental que ofrece oportunidades o incrementa las situaciones de exclusión. Por ello, se debe potenciar el desarrollo de las habilidades necesarias en la sociedad del conocimiento.
Tal vez por ello, deberíamos hablar que el conocimiento radica realmente el valor diferencial que les dará a las comunidades la capacidad de crecer y desarrollarse fortaleciendo sus capacidades y aprovechando sus potencialidades.
Por tal motivo en conclusión las sociedades del conocimiento, los valores y prácticas de creatividad e innovación desempeñaran un papel importante, proponiendo modelos existentes. Lo podemos ver con la nueva reforma basada en competencias, porque fue creado este enfoque de diferentes modelos, ya que se tiene que adaptar a nuestro entorno social, teniendo como camino a lo que se requiere por la globalización. 

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